Investigación Educativa


Estudio «Nueva Gestión de la Transversalidad Educativa»

 

El currículum real es más amplio que el diseño de objetivos y planes que se plasman en los documentos o normativas. La realidad escolar pone de manifiesto que nuestros estudiantes aprenden o dejan de aprender, más allá que lo curricularmente establecido. Es decir, que en la situación escolar se asimilan más cosas, según sea la experiencia de interacción entre estudiantes y profesores, o entre los mismos estudiantes, asimismo, con qué materiales se relacionen de acuerdo con las actividades concretas que se desarrollen. Por eso, se dice que el currículum real, en la práctica, es la consecuencia de vivir una experiencia y un ambiente prolongado que proponemos/imponemos. Todo un sistema de comportamientos y de valores, no sólo contenidos de conocimiento académico. Entendemos por tanto, que el currículum más que ser una declaración de intenciones, en cual se proyectan objetivos de aprendizajes y formativos, en un sentido amplio, involucra también en el proceso, a toda la comunidad educativa, espacios y, en especial un contexto.
La importancia de lo que se está planteando es crucial al momento de pensar la incorporación o la impregnación de los Objetivos Fundamentales Transversales (OFT) en los sectores curriculares y en todos los espacios formativos, en torno a lo que se pretende o pretendemos cambiar. Pues, no es sólo una asimilación simplista de ciertos temas, sino que es una transformación de formas de pensar, sentir y de comportarse en este espacio social. No podríamos quedarnos entonces, con la vieja idea de introducir unos cuantos temas más, o unos contenidos o unas perspectivas integradoras. Un currículum que pretenda incorporar los OFT, supone aprehender que los objetivos de lo que se quiere transmitir son parte de la formación, por tanto implica que los procesos internos que se desarrollan o deberían desarrollarse en el aula sean de cara a los sujetos que allí se escolarizan. Ya que, el currículum se relaciona con la cultura y en una interacción de espacios —liceo, calle, esquina—, actores —profesores, estudiantes, directos, padres— y de mundos de vida —niños, adolescentes, joven y adulto—. El proyecto piloto realizado en la IV región, se estableció la finalidad de caminar hacia la construcción de una nueva gestión de la transversalidad educativa. El programa tuvo como propósito avanzar en la arquitectura de un diseño de implementación de los OFT para la educación Parvularia, la educación Básica y la educación Media, el cual realizó un trabajo de reflexión y problematización de la transversalidad y cómo esta se relaciona con la demanda formativa actual.

Estudio «Trayectorias y expectativas educativas en la Región de Los Lagos»

 

En el liceo municipal actual, todo ha cambiado. Claramente ya no es el mismo, desde hace algunos años existe la Jornada Escolar Completa (JEC), la que fue definida en su momento como una oportunidad para mejorar los aprendizajes, pues se asociaba la existencia de una jornada escolar con mayor tiempo pedagógico disponible, como un factor que afectaría positivamente al aprendizaje, el trabajo técnico de los docentes y la gestión de los establecimientos. Por otra parte, también se aseguró en su momento que se pretendía igualar las oportunidades de aprendizaje al aumentar de manera significativa el tiempo de trabajo escolar a todos los estudiantes de establecimientos subvencionados.
Esta investigación surge al alero del programa ministerial «Liceos Prioritarios». No obstante, lo que motivó el profundizar en los estudiantes de la zona de Los Lagos (Agrícola de Ancud, Manuel Jesús Andrade de Chonchi, Punta de Rieles de Los Muermos e Industrial y Benjamín Vicuña Mackenna de Puerto Montt), no fue necesariamente los cambios en el sistema educativo, sino más bien reconocer aquellas actitudes, modos de hacer y estar en el liceo, la valoración con que estos jóvenes estudiantes significan y fundamentan su paso por el liceo o por la escuela secundaria.
De las justificaciones y verbalizaciones que hacen de su paso por el liceo, prácticamente no queda lugar a dudas que es un lugar para estar y pasar. Pasar de curso, pero también pasar del tiempo, de los ciclos y temporalidades que una tras otra se van cumpliendo. De los años escolares teñidos con sus ritos y regulaciones aprendidas y conocidas desde antaño y que inexorablemente se han de cumplir para pasar, para llegar el final del ejercicio que significa contar con la licencia de educación media, y muchos también con el «cartón» de la especialidad elegida o impuesta por variables exógenas e irreconocibles.
De este pasar del tiempo, que las cosas cambien: la edad, los gustos, los amores, los anhelos, las expectativas, los profesores; pasar de curso, de nivel, de grado. De que cambien, producto del devenir de cronos, para que en definitiva permanezcan igual. No involucrados con lo que les acontece, ausentes en su presencia cotidiana, como si el tiempo requiriese el sacrificio ritual de dejarlo correr hasta el final. Final de cuarto medio, último día de clases, cierre del ciclo secundario.